Gaza / Jerusalén. — En medio de una mezcla de lágrimas, abrazos y alivio contenido, las primeras luces del lunes trajeron una escena que el mundo llevaba casi dos años esperando: la salida de los últimos rehenes israelíes vivos de la Franja de Gaza, junto con la liberación de cientos de prisioneros palestinos retenidos en cárceles israelíes. Es el primer gesto concreto de paz tras el alto el fuego que, por primera vez en meses, ha silenciado las bombas.
El acuerdo, mediado por Estados Unidos, Egipto y Catar, permitió la entrega de 20 rehenes israelíes —mujeres, ancianos y jóvenes— que estuvieron cautivos desde los ataques de octubre de 2023. Muchos salieron pálidos, visiblemente débiles, pero con la mirada fija en los brazos de sus familiares que los esperaban entre sollozos y banderas.
“Pensé que no volvería a ver la luz del día”, confesó uno de los liberados, según reportes del ejército israelí. “El sonido del silencio esta mañana fue el más hermoso del mundo”.
Israel cumple su parte: liberan a casi 2,000 palestinos
En reciprocidad, el Gobierno israelí ordenó la liberación de cerca de 1,900 prisioneros palestinos, incluyendo mujeres y menores que habían sido detenidos durante los años más duros del conflicto. Muchos de ellos fueron recibidos en Ramala y Gaza entre cánticos, lágrimas y abrazos familiares.
“Hoy mi hijo vuelve a casa después de cuatro años”, dijo una madre palestina con una foto en la mano, mientras una multitud la rodeaba. “Pero no hay alegría completa hasta que esto no termine para todos”.
Los autobuses con los liberados cruzaron la madrugada entre aplausos y el eco de sirenas humanitarias. A su llegada, algunos se arrodillaron y besaron el suelo.
Un respiro en medio del caos
Aunque el alto el fuego ha sido celebrado como un avance histórico, las autoridades israelíes advierten que es apenas el inicio de un proceso largo y frágil. El acuerdo incluye la retirada parcial de tropas israelíes dentro de Gaza y la promesa de Hamás de cesar los ataques transfronterizos.
El primer ministro Benjamín Netanyahu calificó la liberación como “un milagro de humanidad en medio del horror”, mientras que desde Gaza, un portavoz de Hamás aseguró que “el pueblo palestino también tiene derecho a respirar”.
La Cruz Roja Internacional confirmó que participó en cada fase del intercambio, garantizando la seguridad de los desplazamientos y la atención médica de los liberados.
Una tregua cargada de esperanza
Aun con el dolor latente, el día dejó un respiro de esperanza en una región marcada por el miedo y la desconfianza. En Jerusalén, decenas de personas encendieron velas frente a la Puerta de Damasco; en Gaza, algunos niños salieron a jugar por primera vez sin escuchar drones en el cielo.
El mundo observa con cautela, pero también con fe, este pequeño milagro diplomático. Por ahora, las armas callaron. Y en el corazón de Oriente Medio, por unas horas, la paz pareció posible.
